Nueva palabra creada por un servidor y que no esta registrada por la Real
Academia Española de la lengua. Unión de los términos fanático y brasas, con la que defino a
aquellas personas que, aunque aparentemente son normales, tienen un punto en su
personalidad que les lleva a ser unos fanáticos psicópatas en algún tema
determinado, lo cual les convierte en unos sectarios majaras e intolerantes,
unos auténticos pesados, que se ponen insoportables al hablar de ese
tema del cual consideran tener la única e infinita verdad, intentando de todas
las maneras posibles convencerte de su punto de vista, ya que tú estás
completamente equivocado en tus pensamientos.
No hace falta decir que si no les das la razón, o medio se la
das, pueden llegar a rechazarte e incluso odiarte. Muchos de ellos son enfermos mentales, bastante básicos, y con un grado de
maldad realmente notable.
Si te cruzas con alguno y al hablar de algún tema
empieza a calentarse y a querer tener la razón por encima del resto que le rodean, lo mejor es o bien darles la razón, o levantarse de la mesa y correr.
Algunos de los temas más comunes entre estos individuos serían los
siguientes:
POLITICA
No
importa de qué lado esté el individuo de turno, izquierda o derecha, lo único
que le importa es que asumas su punto de vista, que es el único auténtico y
real, haciéndote ver que todo lo que tú puedas pensar no son más que desvaríos
alejados de la auténtica y única realidad, que es la que ellos dictan, pero no
porque sean unos eruditos, instruidos a base de años de estudio y análisis de la
política nacional e internacional, no, de eso nada, simplemente porque son unos
sectarios que, o bien les han comido el tarro desde pequeños, o bien son tan
fieles a unos ideales que solo son capaces de ver lo que les muestran los
mismos individuos que dicen defenderlos (forrándose con ello).
Lo único que consiguen es ser representantes del “pensamiento
único”, sin más posibilidades que las que cuatro pintamonas les imponen, ya
sea a través de la prensa, libros sectarios o la cadena de televisión de turno.
Intolerantes y mezquinos, van de buenos y solidarios, pero es pura fachada,
porque en cuanto noten que no eres de su rama, no solo te mirarán con
desconfianza, sino que como hablen contigo y vean que no tienen por dónde
agarrarte porque tú piensas lo que te sale de tu santa polla, pues te marginarán
y te tacharán de “facha”, “rojo” o de cualquier otra cosa parecida con tal de
marcarte como una persona indigna y despreciable.
Seamos realistas: para poder tener un pensamiento o una idea
sobre algo en la vida, no solo tienes que saber leer y escribir correctamente
(cosa que muchos individuos de estos no saben ni hacer), sino que tienes que
atender a todos los puntos de vista existentes, además de una mínima
inteligencia para digerir la información que recibes, y una vez entendido más o
menos un tema, preocuparte por estar informado de las cosas, para así poder
tener una opinión mínimamente propia. No hace falta decir que la capacidad de respetar
la opinión de los demás, aunque no la compartas, es lo más importante en la
vida, porque como no lo hagas te puedes convertir en un “fanatibrasas”.
En fin, unos lerdos, unos fascistas (que es lo que son los
fanatibrasas de la política) y unos necios. Aburren a las ovejas y se creen por
encima de los demás mortales en un tema tan asqueroso como es la puta política
de mierda, siendo muchísimos de ellos unos auténticos “analfaburros” (otra
palabra no registrada por la RAE de la lengua), que son movidos y manipulados
por otros cabrones mucho más listos, cuyo único fin es seguir ganando pasta.
RELIGION
Estos
también son finos, bastante pesados y muy aburridos. Como te agarre alguno que
se haya tomado un par de Red Bull estás jodido, porque te va pegar una gran chapa, que si Jesús es la salvación, que si Mahoma era la
leche, que si no se qué, que si no se cuántos.
Sabes de sobra al menos que son unos meapilas en su gran
mayoría, pero son personas devotas en sus creencias, y evidentemente no lo
ocultan, así que es fácil que no te caigan brasas diabólicas a menos que tú les
provoques, aunque a más de uno no le hace falta provocación alguna, porque no sabe hablar
de otra cosa. Que si ha ido a la parroquia a llevar ropa, que si ha llevado
libros a la biblioteca de la iglesia, que si va dar catequesis a los niños
pobres, etc. Activos son, pero más de uno ya más que fe, tiene una enfermedad
metal; mejor le iría haciendo un poco de terapia, a lo mejor así se da cuenta,
no solo de que su fe es algo que está muy bien, sino de que está un poco apartado de la realidad
y que en el mundo hay muchas más cosas que entonar el “Alabaré” en la iglesia
cada domingo (algo muy respetable).
No voy a incluir las sectas como parte de la religión ya que
no lo son, aunque mucha gente piense que sí y catalogue a las mayoritarias como
tal. En una secta se intenta sacar el dinero a las personas, estafándolas,
dando a personas rotas esperanzas con el único objetivo de sacarles hasta la
bilis del hígado (menudos hijos de puta).
A través de la religión, muchas personas encuentran el camino
a seguir en sus vidas y llevan a cabo actos que son completamente memorables,
como por ejemplo el tío que se pega toda su vida estudiando cirugía como un
cabrón y cuando al fin acaba, en lugar de forrarse con ello, hace las maletas y
se pira a Gambia a salvar vidas, poniendo en juego la suya y por nada a cambio
(creo que con este ejemplo la palabra “héroe” queda plenamente definida).
Pero vamos, que normalmente las personas muy religiosas son
muy pesadas, y son capaces de las chapas más inhumanas. Si además
son demasiado radicales pueden ser un auténtico coñazo, ya que intentarán
convencerte de que el camino de su fe es el único viable para la salvación de
tu alma y la inmortalidad de tu espíritu. Bueno, puede que algo de razón tengan,
pero creo que temas como el paro, la crisis o la tristeza de Cristiano Ronaldo
también son muy importantes.
Pesados (algunos), pero fáciles de llevar y
dignos de confianza (algunos), si no te metes en sus temas no tienes por qué
sufrirlos. Pero como lo hagas… ya sabes.
FÚTBOL
Los peores
de todos son los “fanatibrasas” del fútbol, pero a una distancia kilométrica
del resto. En este país hay personas capaces de matar a otras simplemente
porque no son de su mismo equipo, y muchos casos han ocurrido por desgracia en
el mundo entero.
Analicemos: el fútbol es un deporte donde veintidós personas,
normalmente bastante, muy o brutalmente adineradas le dan patadas a una pelota
de colores hasta que la introducen en una portería para gritar “gol” como
salvajes. Con esto quiero decir que no solucionan ningún problema importante
para la humanidad, no curan a los niños enfermos, ni dan de comer a los
hambrientos. Pero sí generan un sentimiento de unión entre sus aficionados,
dándoles alegrías cuando ganan a los otros equipos llenos de tíos forrados como
ellos.
El problema reside en las personas que consideran el fútbol y
su equipo como lo más grande en sus vidas (qué existencia más vacía y
lamentable, por cierto). Su estado de ánimo depende de la victoria de sus
queridos millonarios. Si pierden, jodido toda la semana; si ganan, pues
contento pero temeroso del próximo partido, que CR7 está triste, más preocupado
que por su anciana madre que lleva seis meses en el hospital.
¿En qué cabeza humana entra que pueda haber semejantes comportamientos
o maneras de actuar? La tele, la politización del deporte y la propia prensa
deportiva son los principales responsables de la existencia de este tipo de
personas (por llamarlos de alguna manera). A todos estos medios les viene de
puta madre que la gente cree una rivalidad en función de sus preferencias
futbolísticas, para así vender más mierda-periódicos (menos el AS, que al menos
te pone un pivón de desmayarse en la contraportada) y encima crear un cisma
social entre los aficionados de “tal” y los del “pascual”. En definitiva, que
nos tratan como putas ovejas y nos llevan por donde les sale de los cojones.
Volviendo al “fanatibrasas” futbolero, añadir que son de
varios tipos en función de su radicalidad y fanatismo:
-Grado 3: el más leve, cuando abre la boca primero te habla del tiempo, luego te
pregunta por tus cosas y cuando puede mete el futbol de por medio y ya no hay
manera humana de que se calle (salvo que tengas el AS a mano y le enseñes la
contraportada).
-Grado 2: “hola, ¿cómo estás? Qué putada lo del Sevilla este sábado”. Ni se
molesta en que le conteste el “cómo estás”, directamente entra a lo que le
interesa y ale, a rajar de la puta mierda de partido del fin de semana. Te
contará por activa y por pasiva como lo ve él y lo que se debería hacer para
solucionar las cosas (brasa a tutiplén).
-Grado 1: majara perdido, solo habla con los de su mismo equipo, si puede ser con
los que van al fútbol los domingos, y odia al resto de cabrones mal nacidos que
no son aficionados de su club. Peligrosos de cojones, violentos y capaces de
cualquier atrocidad con tal de defender sus colores y así sentirse unos
machotes.
Consejo: mantenerlos muy lejos de ti y jamás de los jamases hablar
con ellos de fútbol, no vaya a ser que te caiga una hostia por hablar
demasiado.
En definitiva unos putos enfermos mentales.
Muchos mas temas existen en los cuales estos chalados se
implican, pero no voy a escribir de todos ¿no?.