Os preguntareis ¿porque hasta los treinta y dos años?,
pues está muy claro, porque esa es la edad que yo tengo, no puedo hablar de la
juerga a partir de esos años por mi falta de experiencia vital sobre los
mismos. Espero adquirirla con el tiempo, ya que las juergas, los cubatas y los
cigarretas nocturnos siempre han sido muy atractivos para mi, soy un poco
golferas lo reconozco ante vosotros y ante Dios (jajajajajaja).
Empecemos con esta, de momento, última etapa de
fiestas. Lo primero que debemos tener en cuenta es que ya no somos estudiantes
(en un 98% de los casos), todo el mundo tiene su curro (bueno..... todos..... menos unos
seis millones) mejor o peor pagado, unos se independizan, otros seguimos con Pa
y Ma. Dinero no falta por lo que todos definimos nuestro estilismo con mayor categoría,
con los años nos damos cuenta que la camiseta de Dragon Ball Z no era lo más
apropiado para salir de fiesta aunque salieran en ella estampados Vegeta y
Piccolo.
Es decir, nuestros ropajes ya no son todos del Zara,
el Springfield y del Pull&Bear, ahora marcas más caras como Hilfiger,
GStar, Polo Ralph Lauren y demás van haciéndose hueco en nuestro armario. Estas
prendas no nos quedan mejor que las de menos precio, pero lucen más y en
algunos casos sí que nos favorecen más.
Los que van al gimnasio se habrán ciclado la mayoría,
siendo unos macetas de la hostia en su mejor momento muscular, lástima que con
los años y debido a estos excesos con las “jeringuillas” a más de uno le va a dar
un chungo “muy divertido” (pretendo ser sarcástico), ojo con estas cosas que
son muy peligrosas (mongoloides insensatos).
Las mujeres siguen progresando en su ingente
consumismo textil, buscando ante todo, disimular con la ropa sus defectos e
imperfecciones, con el único objetivo que no es otro que seguir compitiendo con
el resto de las féminas que las rodean.
El gasto en cosméticos también aumenta
considerablemente, mas de una no saldrá de casa bajo ninguna circunstancia
(vamos ni aunque este ardiendo su vivienda) si no se ha echado en la cara quilo
y medio de maquillaje en la cara, para ocultar todos sus defectillos cutáneos (cráteres
espinilleros de su adolescencia por ejemplo).
Obsesión por el peinado y las dietas, matándose de
hambre como unas cabestras, sin tener en cuenta un detalle muy importante, que
para estar divinas no solo hace falta una dieta saludable (que no es precisamente la que hacen
ellas), también se debe hacer ejercicio regularmente, Megan Fox no tiene el
culo que tiene porque si, se machaca a diario en el gimnasio y además cuenta
con la ayuda del prestigioso Doctor Stevens, especialista en cirugía estética.
Vamos que no se pega sentada en el sofá horas esperando desesperada que llegue
la cena para poder comerse dos hojas de lechuga y un cuarto de tomate. Sin sufrimiento no hay gloria, pero en este caso
haciendo ejercicio más de una lerda podría comer un poco más y así ser algo más
dichosa.
Chicos mucho mejor vestidos,
chicas lo mejor vestidas y maquilladas posibles, el grado de buen gusto sube
muchos enteros, con esto no quiero decir que desaparecen los frikis y los
heavys de toda la vida, pero tampoco hacen que la media baje demasiado porque son minoría, además
le dan colorcillo al ambiente entre tanto “guay” engominado, y eso esta muy bien.
Del botellón en el parque se pasa a las cañas en el
bar, que son baratas y ya que estamos aquí aprovechamos y nos cenamos unas raciones (bravas y
oreja, que clásico). Esto de las cañas, posteriormente, se extiende como práctica
habitual a días más concretos entre semana (para aliviar el estres laboral) y al medio día los fines de semana (para aliviar el estres doméstico, puñeteros niños).
Incluso “ir de cañas” llega a sustituir en muchas
ocasiones el “ir de fiesta”, al hacernos mayores nos va apeteciendo menos estar
de pie en un garito inmundo con la música a toda leche y recibiendo empujones, así que estar en una
terraza en verano bromeando con los amigos y agarrándote un buen “cocido”...... pues
nos va mas por norma general.
Aun así a muchos les sigue dando por el botellón de
toda la vida, normalmente por cuestiones económicas (no tienen un puto euro), o
por drogodependencias, los porros se fuman en el parque de toda la vida.
Tramite inicial: alcoholizarse y cenar con un gasto mínimo,
después en trasporte público o particular a la zona de garitos que más nos
mole. Una vez allí incorporamos un nuevo habito nacido de nuestra necesidad de
serenidad y nuestra buena situación económica, que no es otra cosa que ir a algún
bar cercano a la zona de marcha donde poder hablar, bueno, gritarnos entre
nosotros (ya vamos cocidos, nuestros decibelios suben considerablemente y esto
unido a las risotadas da lugar a una “jauría de cabestros”), y tomarnos unas
copas a precios más asequibles, esto es una segunda parte del botellón tras
enchufarnos las cañas de la cena, una forma de recargar los motores, ya que en
el trayecto de metro se nos ha bajado un poco el pedete inicial. Con este “Kit-Kat”,
nos echamos unas risas con los amigos y nos chuzamos lo suficiente para ir a
los garitos con las pilas bien cargadas para darlo todo (borrachos y con ganas
de hacer el ridículo).
Objetivo en el caso de los tíos, el clásico de toda
la vida, pillar cacho, como sea y en muchas ocasiones con quien sea, con el
tiempo los hombres se vuelven menos exigentes (si lo fueron alguna vez) y con
tal de mojar el churro se van con cualquiera. Ya no nos conformamos con darnos
cuatro besos, todos queremos llegar
hasta el final (relaciones sexuales) y si percibimos que no hay tema, 90% de
los casos con las mujeres españolas, preferimos pillarnos un megapedo con los
amigotes y dejarnos de gilipolleces absurdas como brasear a una tía para no
conseguir una mierda, para qué coño vamos a perder el tiempo. Luego las señoritas
a quejarse de los machos españoles (estrechas de los cojones), que si somos
unos animales, unos insensibles, que solo queremos sexo……….. En fin chicas solo
queremos pasarlo bien, y aunque no lo sepáis el sexo es divertido, y no solo un
mecanismo de chantaje y manipulación.
Objetivo de las féminas, lucir modelito, pillarse
unos buenos “moraos” y competir a ver quien se quita más “moscones” de encima (moscón:
tío que las entra en los garitos con la estúpida esperanza de acostarse con
ellas). Poco más la verdad, porque hacer el cafre no es propio de ellas en
general, tampoco pelearse, ni destrozar el mobiliario público. Así que competir
a ver quién es la que mejor se maquilla y la que mejor tipo tiene es la base
para salir de juerga de las tías, así como criticar a las que no hayan salido
porque se hayan ido al cine con el novio (el pan “vuestro” de cada día).
Música a todo trapo, empujones, miradas desafiantes,
risas, gritos y gilipolleces sin límite llenan nuestras noches de “fiesta” como
siempre ha sido, lo único que por cosas de la edad nos replegamos antes a casa
y las resacas son terribles, lo de recuperarse en un día, pasa a recuperarse en
tres o cuatro días, siendo el día del “pos-castañazo” una autentica maldición,
estas hecho una mierda, como si te hubiesen pegado un palizón y con la cabeza
como las maracas de Machín, aunque basándome en mi propia experiencia personal,
todo esto mejora a medida que vas cogiendo ritmo y te adaptas a tus propios límites
físicos, es decir bebes menos y cuidas mas las horas de sueño.
Y bueno señores...... ya iremos viendo cómo funciona el
tema en los años venideros, supongo que jodido porque cada día que pasa todos
estamos un poco más “cascados” y menos necesitados de “fiestas”.