sábado, 7 de julio de 2012

SUPERPODERES




                                                     A quién de nosotros no nos ha dado por hablar de este increíble tema: disponer de una serie de habilidades magníficas, inigualables y superiores al resto de los seres humanos. Ser Superman, Hulk, Batman (bueno éste no tiene superpoderes, pero es archimillonario, habrá que conformarse con eso…). Disponer de una capacidad que nos convierta en seres únicos, capaces de gestas increíbles, de enormes hazañas.

Aunque siendo realistas, cuando surge este tema a lo largo de nuestras vidas, siempre se suele hablar de tener una serie de poderes, que precisamente en el noventa por ciento de los casos no usaríamos en provecho de la humanidad, sino más bien en beneficio propio.

Los más habituales son estos:



                                    -SUPER FUERZA-



               Mítico superpoder, que normalmente vendría acompañado de una transformación tipo culturista profesional de nuestro cuerpo (pero sin pisar un gimnasio ni tocar una mancuerna). Te conviertes en súper mazas así sin más, de la noche a la mañana. Este poder, como no, trae consigo la invulnerabilidad clásica, en plan hombre de acero, las balas te rebotan, nadie puede herirte y demás.

¿Qué uso debería darse a este don?

Proteger a los débiles, pacificar las naciones en conflicto, unir a la humanidad bajo un mismo manto de humildad, honestidad y respeto global, ser un ejemplo de honor para pequeños y mayores y destruir el Camp Nou centímetro a centímetro (esta última tarea puede ser opcional, aunque siendo sinceros es clarísimamente necesaria).

En definitiva, convertirte en un chorra de película, que adora a los niños, las abuelas y los animalitos. Vamos, un patán de tomo y lomo. Por supuesto, no lucrarte en absoluto por tus actos, para demostrar al resto de mortales que tu don es una responsabilidad enorme que usas para conseguir lo mejor para todos (dejando claro que eres tonto de los cojones).



¿Qué haría cualquier hijo de vecino con este don?

Lo primero que se me pasa por la cabeza es ir a los sótanos de la empresa en la que trabajas y reventar todos los muros de carga, ya sabéis, para echar el edificio abajo, con dos cojones, y liquidar a todos los cabrones que durante años te han estado puteando día tras día.

Como nuevo tío supermegamazao comprarte ropa súper ajustada para lucirte delante de las guarrillas que jamás te han hecho ni puñetero caso, y de paso lanzar un coche a la estratosfera para dejarlas impresionadas.

Por supuesto vengarte del tío que te ponía guapo a hostias en el cole, primero masacrando sus bienes materiales y después pegándole una manija de sopapos que para qué, pero sin pasarte, para que no muera en el proceso.

Buscarte un trabajo de provecho, es decir, atracando todos los bancos que se crucen por tu camino. Esto llamará la atención de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, pero te importa un mierda, tienes puta súper fuerza tío, nadie puede pararte, ni con un misil nuclear. Nada ni nadie puede hacerte frente macho, así que a pisar cráneos.

Tras unos años haciendo putadas a diestro y siniestro, siendo, te proclamas Rey del Mundo (porque la tierra es tu planeta de origen) y del universo (porque todavía no ha llegado a la tierra ningún soplapollas verde con antenas para hacerte frente, así que hasta que no venga también lo eres). Te pillas una mansión chula, la llenas de tías buenas y a vivir como un puto Dios toda tu vida, que seguramente sea mucho más larga que la de cualquier ser humano, por el tema de la invulnerabilidad.



Dictador, fascista y déspota. Así serás recordado a lo largo de la historia, pero joder, con un poder tan grande, tenías que aprovechar y pasártelo de puta madre.



                                  -PARAR EL TIEMPO-



              Clásico entre los clásicos, todos en algún momento hemos hablado tomando unas birras o fantaseando en un parque mientras nos tomamos un litro (tengo que beber menos cerveza) con este don, para poder hacer mil y una maldades, porque la verdad es que por muchas veces que lo haya comentado entre zumo de cebada y risas, al final a nadie se le ocurre hacer nada bueno con este superpoder.

Podemos hacer lo que queramos. Que quiero tocarle el culazo a la rubia que se ha subido al bus, chasqueo los dedos, se para el tiempo y me levanto y la pego un meneo en el grijander que la dejo un moretón para un par de meses.

Que veo una camisa súper bonita y súper cara en una tienda, “chas”, entro y me pillo la que sea de mi talla, me la pruebo, toco un par de culos, vacío la caja registradora, y de paso me llevo un par de vaqueros, unos zapatos, y las carteras y monederos de los allí presentes (veis lo que quiero decir, lo que haría sería robar, robar y robar, nada bueno).

Trabajar se va a acabar, con ir robando a cada uno que se cruce por tu camino, tendrías para vivir, aunque pensándolo bien, ni el dinero te haría falta en muchas ocasiones, porque podrías entrar donde te saliera de los huevos y llevarte lo que te diera la gana.

Pero en el trabajo podrías ir a hacer toda clase de bromas pesadas, como por ejemplo, cuando apareciera tu más odiado jefe, paras el tiempo, le bajas los pantalones hasta los tobillos (si quieres también los gallumbos, depende si quieres verle el pene, eso ya al gusto de cada uno), y no solo te conformas con eso, le pegas un pedazo de bofetón con la mano abierta (o con cualquier objeto no mortal, pero nada de guantes de portero de fútbol, que absorben los impactos y duele menos) que le transformas la cara en un tomate, y después conectas de nuevo el tiempo, y qué risa, el hijo puta de tu jefe humillado y gritando de dolor de la pedazo de hostia que le has metido (jejejeje, sería inmenso).

Podrías ir de fiesta cada noche, tomándote todas las copas gratis o pagándolas con el dinero del pobrecito que tienes al lado, llegar a casa a las ocho de la mañana y luego levantarte a y media para ir a trabajar fresquísimo, porque paras el tiempo unas doce o trece horas para echarte un sueñecito.

Mil y una se te pueden ocurrir, y las mil y una son como mínimo pícaras. Vamos, que son todo putadas en mayor o menor medida. Sería un poder inmenso, y al final te ahogarías en… qué coño, sería la leche y te lo pasarías de puta madre, no te hace falta ni super fuerza ni nada.



                                        -VOLAR-

              

            Este poder es una PUTA MIERDA. Si no va acompañado de súper fuerza no sirve para nada, si también la tiene, vale, te compras un pijama azul, una capa roja y unos calzoncillos rojos (tipo slip) para ponértelos por encima del pijama, y te pones SUPER PACO  de nombre de batalla si quieres.

Sin súper fuerza lo único que conseguirás es pegarle un susto de cojones a tus familiares, y una vez dominado este don, que alguien de la calle te vea de aquí para allá cual pajarillo y te denuncie por ir volando sin un motor a la chepa, lo cual dará lugar a tu posterior secuestro por parte del gobierno estadounidense y a ser sometido a toda clase de humillantes e indignas pruebas, para averiguar cómo un gañán como tú ha conseguido tirarse por la ventana y salir volando.

Después de catorce años de esta vida de cobaya de laboratorio, no te quedarán ganas ni de volar, ni de correr, ni de pollas en vinagre. Y eso, si sales con vida de los laboratorios ultra secretos de los EE.UU. Lo más probable es que cuando te dejen irte a tu casa te hayan lobotomizado para que no causes más estragos delante de la opinión pública.

Así terminará tu informe secreto (traducido al castellano):

   “Tras someter al paciente 33456_45-xaa-333, Emilio Pérez Palomares, a las distintas pruebas establecidas por el doctor en jefe Montgomery y su equipo de científicos, hemos descubierto que su poder está relacionado claramente con alguna mutación genética que es imposible de reproducir en nuestros marines, 8324 casos fallidos en el intento de aportar los poderes a nuestros hombres, encubiertos como “bajas de guerra”. Por lo cual, mandamos al sujeto de pruebas 33456_45-xaa-333 de vuelta a su casa, ya que después de haberle hecho infinidad de put...digo de experimentos no hemos conseguido los resultados deseados.

Por supuesto, le hemos borrado los recuerdos de los últimos diez años que ha estado bajo nuestra supervisión, aunque viendo cómo ha quedado, babeando en una silla de ruedas y con la mirada perdida en el horizonte, no creemos que este individuo pueda acusarnos de nada y menos aún vocalizar ni una sola palabra en lo que le quede de vida (que no va a ser mucha, la verdad)

                                               Doctor Edward B. Jackson



Con esto queda todo claro, ¿no?, jodido y puteado, y eso si te pillan los americanos, que como te trinquen los rusos, apaga y vámonos.





¿CONTINUARÁ?