martes, 26 de febrero de 2013

CUELGUE. NO QUIERO SER TU AMIGO

 
                            A gran parte de nosotros, en nuestras vidas, nos ha ocurrido una situación de lo más absurda y frustrante relacionada con el corazón, estar "colados" por otra persona y que está en primer lugar, no siente ni por asomo lo mismo que sentimos nosotros por ella, ni lo sentirá jamás y en segundo lugar parece que, o bien le gusta que estemos a sus pies o simplemente no se entera de nuestro enamoramiento bananero (por faltismo normalmente).
Algunas de estas personas “marean” sin más, aprovechándose de tu “agilipollamiento”. De estos individuos/as solo podemos decir que son un poco cabrones (o un mucho), ya que a través del “tira y afloja” nos mantienen esperanzados respecto a conseguir su amor, cuando estamos demasiado cerca simplemente utilizarán la “amistad” para mandarnos contra el rincón (expresión pugilística), "No quiero que nos equivoquemos  y perdamos nuestra amistad" (jajajaja).
 De esta forma nos mantienen a raya esperando que sigamos igual de sumisos, cosa que consiguen porque estamos totalmente colados por ellos, “comete ese ladrillo” y tú “sí mi señora”… en fin, peleles víctimas del amor.
Además hay que tener en cuenta de quién nos pillamos porque las personas que suelen utilizar a otros de esta manera tan poco decorosa, suelen ser lo anteriormente citado “unos cabrones”, vamos que no son muy buenas personas en general (ni en general ni en capitán). Pero claro, a todos (o casi todos) este punto canalla nos pone, está científicamente demostrado que al 83% de las personas nos gustan que nos ignoren y nos rechacen, esto nos atrae con más fuerza, al resto no le gusta demasiado, pero también pueden ser víctimas de estos seres (va por ti Barney Stinson).
Decía que unos usan la amistad como freno para los “pillado- amigos”, otros que son más faltos  directamente usan la frase más absurda y sin sentido de la historia de la humanidad “creo que te has equivocado”, síííí claro, me has mandado veinte fotos semidesnuda por Whatsapp y me comiste el morro el día del juego de "pásame el hielo con la boca" pero soy yo el que me equivoco porque interpreto mal los hechos anteriormente expuestos, en los cuales me has puesto los dientes largos (y otras cosas que no son los dientes), y no eres una descerebrada egoísta, sino una amiga “súper- guay” y “súper- enrollada” (pretendía ser sarcástico”, puedo estar colgado por ti, pero no soy tonto).
Cuando se da este conflicto mucha gente reacciona, abre los ojos y manda a tomar por culo al subnormal de turno, otros no, nos hacen falta unos cuantos “te estás equivocando” más.
Antes de proseguir con los individuos que no se dan cuenta de que tienen a una persona pillada a su chepa, debemos distinguir esta situación de “cuelgue” con el fenómeno de “echar la caña”, que consiste en tontear con todas las personas que te rodean y te interesan sexualmente con el objetivo de ampliar las posibilidades de pillar cacho, dejas la caña y a esperar que pique alguien, esto diferencia una cosa con respecto a la otra, el que tira la caña lo hace consciente de ello y porque quiere, sin otra intención que pillar, por lo que si detecta algún “enamoramiento” cercano a su ser va a coger su machete y a por la “agilipollada” de turno. Solo un juego le interesa y no es marear la perdiz, si pilla genial, si no lo hace pasará de la víctima, perdón, de la chica/o de turno y volverá a vigilar sus cañas (aunque en algunas ocasiones es el propio pescador el que acaba colgado por alguna de sus víctimas).
Una vez aclarado este punto, pasemos a analizar al individuo que es inconsciente del “cuelgue” de uno de sus amigos o conocidos.
En un principio puede ser creíble y real que una persona no se de cuenta de que otra de su entorno está empezando a interesarse por él. Depende también del grado de canteo del “colgado”, hay gente que no puede disimular sus sentimientos y enseguida uno percibe que hay algo más que una simple relación de amistad; otras personas más introvertidas pueden estar mucho tiempo con su cuelgue escondido manteniéndolo en secreto, aunque normalmente a través de sus propios confidentes o por su manera de actuar frente a su “amado” la delatarán ante el resto de amigos. Será cuestión de tiempo que el hombre objeto de su amor, se entere por terceros de los sentimientos que Manolita profesa por él.
En definitiva el pastel antes o después se descubre y puede dar lugar a una bonita historia de amor o a una enorme mierda color marrón muy oscuro, es decir, a un rechazo lamentable, “te has equivocado, yo sólo te quiero como amiga”, con el correspondiente trauma para la afectada.
Hablo de tanto dolor para el rechazado porque cuando alguien oculta sus sentimientos romántico- amorosos por alguien durante mucho tiempo está claro que es por una falta absoluta de confianza en sí misma y un terrible miedo al rechazo, ocasionado normalmente por un claro complejo de inferioridad en el 83% de los casos (va por ti Barney).
El "colgado" es rechazado por su "amado", son dos las consecuencias o reacciones mas habituales:
1.     Abandono del grupo de amigos y a sufrir la humillación del rechazo en silencio (como las hemorroides).
2.     Fingir que no es real lo que le han contado a su amada y seguir siendo su amigo, sufriendo cada vez que ella pilla cacho y le pide consejo en sus (putas) relaciones sentimentales.
 
¿Cómo hacer comprender a una persona que no quieres ser su amigo sino algo más.  
1.     Enseñándole las tetas (en el caso de los chicos abstenerse de enseñar el pene).
2.     Diciéndoselo, afrontando tanto el posible rechazo como el dolor que pueda conllevar y una posible sobre- exposición etílica para superarlo (seamos realistas para contar algo así uno tiene que estar cocido).
 
              En serio, lo suyo es decirlo sin estar borracho y afrontar las cosas como son, bueno o malo al final es mejor que todo quede claro, quién sabe, se puede triunfar, cuantas veces nos perdemos a otras personas que probablemente no nos hubieran rechazado por puro, indigno y penoso “miedo”

martes, 19 de febrero de 2013

SOY EL MEJOR

 
 
 

                                  Por muchos defectos que podamos tener, todos en nuestro interior tenemos un mecanismo que nos permite encontrar las imperfecciones de los demás (las tengan o no) y de esta manera sentirnos superiores al individuo de turno.

Este fenómeno, común en todos los humanos e implantado socialmente por “vete tú a saber quien”, es realmente lamentable ya que en lugar de permitirnos apreciar las capacidades de los demás (basadas en la honestidad, la inteligencia y el esfuerzo en general), lo que hace es destruir a esas “personas” buscando sus puntos débiles haciéndonos sentir por encima de ellos, yo lo llamo el efecto “Soy el mejor”.

Y que mejor (valga la redundancia) que una serie de ejemplos para clarificar mi teoría, el efecto es diferente en hombres y mujeres (nosotros somos más básicos), así que empecemos por los hombres (el burro delante para que no espante).

 

-Conocemos a un tío que tiene dos carreras, tres masters y un curro de puta madre-

                              Nuestra reacción natural en un principio es la de admirar la capacidad de ese tio para haber conseguido todo lo que tiene, ya que tú mismo sabes que ni de coña hubieras conseguido ni la mitad de lo que él tiene, esta es la manera natural de funcionar, luego en función de que el tío sea más o menos simpático pasamos a admirarle o a cogerle manía (esta segunda opción prevalecerá sea buen tío o no, en cuanto te enteres del pastón que gana al mes).

Según  vayamos tratándole iremos sacándole defectos, tanto físicos como mentales, si es gordo, feo o enano, la cosa se soluciona rápido (siempre que tu no lo seas o al menos no te lo consideres), te sentirás por encima suya rápidamente, y le harás ver con tus sutiles comentarios "se nota que estas todo el día sentado, menuda barrigaza macho,jajajajaja",  esos defectillos que tiene el pobre.

Tu “yo interior” queda plenamente satisfecho, es un gordo con cara de patán, un pobre imbécil que pilla menos cacho que Carlton Banks, mientras tú eres más guapo, alto, musculado y seductor.

 Una vez te aferras a tu “superioridad física”, el  “modus operandi” a seguir es el siguiente: poner al pobrecillo de subnormal para arriba con otro a sus espaldas (menos mal que tiene dos carreras, tres masters y trabaja para alguna supercompañia internacional), pero tú con dos cojones “mira el empollón bobainas este, lo único que sabe hacer es estudiar, seguro que luego no sabe hacer la “o” con un canuto”, probablemente seas tú el que no la hace ni con un molde, pero el tema es convencerte de que tu eres mejor que él, que eres más guapo y encima tienes la osadía de querer ser mas “listo” que él. No hace falta decir que tu interlocutor (que es otro patán), te dice a todo que si para sentirse también por encima del empollón de turno.
 Así que se le pone verde, pero eso sí, él gana 4500 euros al mes sentado en su despacho y tú 700 currando en el Carrefour (está claro que eres mucho mejor que el gordo, feo , enano y subnormal ese).

 

                 Las mujeres son mas precisas e inteligentes que los hombres, el efecto “Soy la mejor” es mucho más duro y peligroso.


Ellas son capaces de conseguir hundir a otra fémina hasta la más absoluta de las miserias. Las chicas aprovechais mejor los complejos, y sabéis detectar las imperfecciones de las demás que os rodean sin mucho esfuerzo, es decir, sabéis como golpear y sobre todo donde, y con una precisión milimétrica.

Ejemplaco:

-Chica nueva en la oficina, más alta, guapa, delgada y mejor preparada que el resto para desarrollar las funciones de su puesto de trabajo-

                               Pobrecita mía, se va a cagar viva, se la van a comer en menos que canta un gallo, el efecto “soy la mejor” surgirá en todas las féminas circundantes a su mesa, todas y cada una de sus compañeras la odiaran de inmediato, y se formaran corrillos con el objetivo de empezar a definir sus defectos físicos más evidentes (evidentemente “Manolita”, llamémosla así, aun no ha abierto la boca).

Si es alta, es desgarbada y tiene el culo gordo (lo tenga o no), si es baja es un tapón y una culo gordo (lo del culo es muy recurrente para vosotras y lo sabéis), si es muy guapa esta operada,  alguna conseguirá ,a base de insistir, convencer al resto que es una narizotas o que tiene orejas de soplillo aunque sea mentira claro.

Si esta buena malo, se acercaran a ella para adularla y poco a poco ir dándole cuchilladas a su ego en plan “cari que patitas de gallo te están saliendo”, “amor, ese vaquero es súper chulo pero ¿no te aprieta un poco en los muslos?”, cositas así irán mermando la autoconfianza de la chica, sintiéndose, absurdamente, gorda y fea.

Si es muy inteligente y físicamente normalita o poco agraciada, simplemente será una víctima de las otras, que  aunque inferiores en intelecto, están más buenas, por lo cual se aprovecharan de ella a todos los niveles, y por supuesto la trataran como a su mascota, vamos que será objeto de alguna que otra humillación (solo hace falta cuatro tías diciéndole a otra lo mal vestida que va, para hundirla de por siempre en la miseria).


El efecto “Soy la mejor” es una constante fuente de odio y estrés entre las féminas, ya que siempre están compitiendo entre ellas, esperando su momento para destronar a la que consideran “la guapa”, buscándole las cosquillas a la que les contesto mal frente a la máquina de café, sacándose defectos unas a otras, traicionándose a diestro y siniestro.

Lo más impactante es que parecen las mejores amigas del mundo aunque realmente se odien las unas a las otras (con todo su corazón) y se acuchillen por la espalda a la primera oportunidad, en su entorno laboral.

 

Conclusión: somos unos cebollinos, envidiosos y ególatras, siempre tenemos que ser mejores que los demás, eso sí, sin mover un dedo para serlo, de esta manera nuestra conciencia queda tranquila para seguir siendo lo que somos.

 

Moraleja: No debemos faltar a los demás simplemente por haber conseguido con su esfuerzo y tenacidad lo que hubiéramos querido para nosotros mismos.

 

 

 

 

 

jueves, 14 de febrero de 2013

SALIR DE FIESTA (PRIMERA PARTE)

 


                                           Esto va por edades, como todo en la vida, voy a prestar especial interés en la vida “fiestera” del hombre medio español (que no es rico ni de cerca, más bien normalito) entre los 15 y los 35 años, yo tengo 35 años no puedo apreciar con claridad el resto de etapas por encima de mi edad, así que no puedo valorarlas.

El transcurrir de los años trae consigo grandes momentos (pedos estratosféricos, gritos, peleas callejeras y un trillón de risas con los amigos), algunos históricos como las despedidas de solteros, las celebraciones “dignas” de cumpleaños (nada de mierdas como “os invito a la primera”, si no macro botellones gratuitos o cenas gochas con sus correspondientes noches locas). Pero donde luce el sol también se producen terribles decepciones, es aquí donde la figura de la mujer se torna como decisiva, ya que en muchas ocasiones las discusiones, desilusiones, malentendidos y broncas varias que se produzcan entre los machos españoles, vendrán suscitadas por las damiselas que nos acompañan en nuestros botellones y garitos preferidos donde vamos de fiesta.

Empecemos pues por los primeros pasos del “macho español” hacia un mundo lleno de alcohol, tabaco, drogas, mujeres y grandes esperanzas sexuales (pillar cacho con tías de portada).

Esta primera etapa se da durante los años de la adolescencia, de los 15 a los 24 años (si, el hombre tarda un montón de años más que la mujer en madurar, gracias a Dios).

Son años de toma de contacto, no tienes ni un patagón (euros), estas cachondo como una mula (algo de lo que no podrás librarte hasta la muerte), por lo que quieres mujeres a las que dar besitos y luego dar “tu amor” (ya me entendéis, jejejeje).

Lo más normal al principio por tu situación económica es hacer botellones locos en cualquier sitio donde haya bancos y arena, no necesitas nada mas, bueno, un abrigo en invierno (y de los gordos) y una gorra en verano (para no torrarte el cerebro también con el sol). Y por supuesto un par de cojones para aguantar estas condiciones climatológicas adversas y mucho alcohol que nos sirva de ayuda y apoyo en esta misión.

Estos botellones pueden ser “only for men” como el “after shave” o “mixtos”, con niños y niñas (estos molan más, ya que tus posibilidades de darte besitos aumentan considerablemente). Cuando solo acuden chicos la cosa suele ser bastante normal, cafrotadas varias, gritos, insultos, humillaciones a los más débiles y moñeces varias. Lo peor que puede pasar es que se acabe a hostias con otros que estén de botellón o entre los miembros del mismo (cosa que suele pasar por putearse unos a otros cuando están bien cocidos). Pero vamos que tampoco es lo habitual, cuatro insultos en la distancia y fin del conflicto.

Se suelen dar los denominados “supercocidos” o “megapedos” que se definen como las borracheras extremas que se agarran los machos españoles más jóvenes por el hecho de beber sin medida vino o cerveza (los críos de mi generación no teníamos para mas), sumados a cigarretas o algún tipo de porro bananero (hojas del suelo o manzanilla).

Estos fenómenos suelen ir acompañados de algún tipo de acto o situación bochornosa a la par que humillante, grandes clásicos como la bajada de pantalones a traición en la cara de la chica que te gusta, caerse de cabeza en cualquier lugar lamentable, mearse encima, etc. Este momento será recordado hasta el final de tus días y rememorado en todos y cada uno de los actos sociales en los que estés y coincidas con dos o más testigos de aquellos hechos, la frase “te acuerdas cuando José le bajo los pantalones a este gañan delante de Manolita” será escuchada por tus oídos en cientos de ocasiones, que bien ¿verdad? (que hijos de la gran puta pueden llegar a ser los amigos).

El botellón mixto es mas coñazo, pedos, eructos y gritos cabestros se ven sensiblemente reducidos debido a la presencia de las damiselas, que son unas corta rollos, su presencia se explica porque tres de cada cuatro de la pandilla quieren pillar cacho con ellas (75% de porcentaje, hay que dejar un hueco importante para los homosexuales del grupo).

Todos como bobos nos ponemos nuestras mejores vestimentas para ser los mas guays y así atraer la atención de las chicas, por lo que las bravuconadas son el pan nuestro de cada día, hacerse el macho bebiendo como un cafre es muy habitual con el fin de demostrar nuestra hombría, lo cual como consecuencia da lugar a un “supercocido” y con mala suerte a un coma etílico y para el hospital (que divertido va a ser explicárselo a tus padres), y encima sin pillar cacho y con una historia humillante a la chepa (tarde-noche redonda).

En estos botellones se pillaba cacho de vez en cuando (en mis tiempos), así que se llenaban de “parejitas” con el tiempo, pero ahora como se follan unos a otros como animales y luego siguen siendo amigos se crea una atmosfera extraña donde todos han estado con todos, lo cual da una muestra clara de que los cerebros femeninos y masculinos de nuestras mas tiernas generaciones están un poco descolocados (cuanto daño a generado en nuestro país de lerdos "hombres, mujeres y viceversa").

Como avanza nuestra sociedad progresista, da gusto ver como críos borrachos de un amplio espectro de edades, fornican como monos unos con otros, sin prevención alguna, ya que la mayoría de ellos son unos faltos absolutos. Todo esto trae como consecuencia una clara pérdida de valores en la misma amistad, ya que queramos o no, para poder ser amigos toda la vida, no podemos haber estado follando todos con todos, eso no puede ser sano (aunque si divertido, quien tuviera 20 años menos).

Volviendo al tema del botellón mixto, en estos eventos surge la falsa creencia de que las tías son graciosas (lo siento pero así es), las risas provocadas por una mujer son proporcionales a lo buena que este, contra más guapa sea más se reirán los mongolos que la rodean, ¿Por qué? Sencillo, todos quieren agradarla para tocarle los pechotes, así que queridas lectoras asumirlo, y si los que os rodean se ríen de todo lo que decís o bien sois de verdad graciosas (cosa rara) o bien estáis para mojar pan (sentiros orgullosas de vuestros culos).

Tras los botellones todo el mundo al local más cutre de la zona donde los botellines son muy baratos y no piden el DNI para entrar, allí nos pegamos unos cuantos bailes (basados en los saltos y los empujones mas brutos posibles) agotamos nuestras últimas opciones con las churris que nos acompañan o que estén allí de serie, y más risas y cafrotadas. Luego para casa y a disimular delante de los viejos que estas sereno, eres un crio así que posiblemente cuando llegues a casa no sea demasiado tarde y tus padres aun estén despiertos, que putadaaaaaaaa.

Años de diversión callejera y primeras tomas de contacto con las mujeres, grandes éxitos y decepciones, las malditas hormonas harán que nuestra vida sea una montaña rusa de emociones.

Pero a partir de los 18 o 19 años la cosa cambia, pero eso lo dejamos para la próxima entrada.