A gran parte de nosotros, en nuestras vidas, nos ha
ocurrido una situación de lo más absurda y frustrante relacionada con el
corazón, estar "colados" por otra persona y que está
en primer lugar, no siente ni por asomo lo mismo que sentimos nosotros por ella, ni lo
sentirá jamás y en segundo lugar parece que, o bien le gusta que estemos a sus
pies o simplemente no se entera de nuestro enamoramiento bananero (por faltismo
normalmente).
Algunas de estas personas “marean” sin más,
aprovechándose de tu “agilipollamiento”. De estos individuos/as solo podemos
decir que son un poco cabrones (o un mucho), ya que a través del “tira y afloja”
nos mantienen esperanzados respecto a conseguir su amor, cuando estamos
demasiado cerca simplemente utilizarán la “amistad” para mandarnos contra el
rincón (expresión pugilística), "No quiero que nos equivoquemos y perdamos nuestra amistad" (jajajaja).
De esta forma nos mantienen a raya esperando que sigamos igual de sumisos, cosa que consiguen porque estamos totalmente colados por ellos, “comete ese ladrillo” y tú “sí mi señora”… en fin, peleles víctimas del amor.
De esta forma nos mantienen a raya esperando que sigamos igual de sumisos, cosa que consiguen porque estamos totalmente colados por ellos, “comete ese ladrillo” y tú “sí mi señora”… en fin, peleles víctimas del amor.
Además hay que tener en cuenta de quién nos pillamos
porque las personas que suelen utilizar a otros de esta manera tan poco decorosa,
suelen ser lo anteriormente citado “unos cabrones”, vamos que no
son muy buenas personas en general (ni en general ni en capitán). Pero claro, a
todos (o casi todos) este punto canalla nos pone, está científicamente
demostrado que al 83% de las personas nos gustan que nos ignoren y nos
rechacen, esto nos atrae con más fuerza, al resto no le gusta demasiado, pero
también pueden ser víctimas de estos seres (va por ti Barney Stinson).
Decía que unos usan la amistad como freno para los “pillado-
amigos”, otros que son más faltos directamente
usan la frase más absurda y sin sentido de la historia de la humanidad “creo
que te has equivocado”, síííí claro, me has mandado veinte fotos semidesnuda
por Whatsapp y me comiste el morro el día del juego de "pásame el hielo con la
boca" pero soy yo el que me equivoco porque interpreto mal los hechos
anteriormente expuestos, en los cuales me has puesto los dientes largos (y
otras cosas que no son los dientes), y no eres una descerebrada
egoísta, sino una amiga “súper- guay” y “súper- enrollada” (pretendía ser
sarcástico”, puedo estar colgado por ti, pero no soy tonto).
Cuando se da este conflicto mucha gente reacciona,
abre los ojos y manda a tomar por culo al subnormal de turno, otros no, nos
hacen falta unos cuantos “te estás equivocando” más.
Antes de proseguir con los individuos que no se dan
cuenta de que tienen a una persona pillada a su chepa, debemos distinguir esta
situación de “cuelgue” con el fenómeno de “echar la caña”, que consiste en tontear
con todas las personas que te rodean y te interesan sexualmente con el objetivo
de ampliar las posibilidades de pillar cacho, dejas la caña y a esperar que
pique alguien, esto diferencia una cosa con respecto a la otra, el que tira la
caña lo hace consciente de ello y porque quiere, sin otra intención que pillar,
por lo que si detecta algún “enamoramiento” cercano a su ser va a coger su
machete y a por la “agilipollada” de turno. Solo un juego le interesa y no es
marear la perdiz, si pilla genial, si no lo hace pasará de la víctima, perdón,
de la chica/o de turno y volverá a vigilar sus cañas (aunque en algunas ocasiones
es el propio pescador el que acaba colgado por alguna de sus víctimas).
Una vez aclarado este punto, pasemos a analizar al
individuo que es inconsciente del “cuelgue” de uno de sus amigos o conocidos.
En un principio puede ser creíble y real que una
persona no se de cuenta de que otra de su entorno está empezando a interesarse
por él. Depende también del grado de canteo del “colgado”, hay gente que no
puede disimular sus sentimientos y enseguida uno percibe que hay algo más que
una simple relación de amistad; otras personas más introvertidas pueden estar
mucho tiempo con su cuelgue escondido manteniéndolo en secreto, aunque
normalmente a través de sus propios confidentes o por su manera de actuar
frente a su “amado” la delatarán ante el resto de amigos. Será cuestión de
tiempo que el hombre objeto de su amor, se entere por terceros de los
sentimientos que Manolita profesa por él.
En definitiva el pastel antes o después se descubre
y puede dar lugar a una bonita historia de amor o a una enorme mierda color
marrón muy oscuro, es decir, a un rechazo lamentable, “te has equivocado, yo
sólo te quiero como amiga”, con el correspondiente trauma para la afectada.
Hablo de tanto dolor para el rechazado porque cuando
alguien oculta sus sentimientos romántico- amorosos por alguien durante mucho
tiempo está claro que es por una falta absoluta de confianza en sí misma y un
terrible miedo al rechazo, ocasionado normalmente por un claro complejo de
inferioridad en el 83% de los casos (va por ti Barney).
El "colgado" es rechazado por su "amado", son dos las consecuencias o reacciones mas habituales:
1. Abandono
del grupo de amigos y a sufrir la humillación del rechazo en silencio (como las
hemorroides).
2. Fingir
que no es real lo que le han contado a su amada y seguir
siendo su amigo, sufriendo cada vez que ella pilla cacho y le pide consejo en sus
(putas) relaciones sentimentales.
¿Cómo hacer comprender a una persona que no quieres
ser su amigo sino algo más.
1. Enseñándole
las tetas (en el caso de los chicos abstenerse de enseñar el pene).
2. Diciéndoselo,
afrontando tanto el posible rechazo como el dolor que pueda conllevar y una posible sobre- exposición etílica para
superarlo (seamos realistas para contar algo así uno tiene que estar
cocido).
En serio, lo suyo es decirlo sin estar borracho y
afrontar las cosas como son, bueno o malo al final es mejor que todo quede
claro, quién sabe, se puede triunfar, cuantas veces nos perdemos a otras
personas que probablemente no nos hubieran rechazado por puro, indigno y penoso
“miedo”