viernes, 11 de mayo de 2012

SOLO EN CASA (HOME ALONE)





                                              Quedarse “solo en casa” es algo que a todo el mundo le encanta, lo de estar “home alone” a lo Manuly Curry (“Macaulay Culkin” escrito fonéticamente) mola un porrón, sobre todo cuando vives con tus padres y te la suda lo que le pueda pasar a la alfombra, las paredes o a cualquier elemento de la casa no electrónico (ojo con la PS4, la tele o la nevera, que no te las toque nadie); porque, mis queridos lectores, cuando la lámpara que puede romperse accidentalmente en una de las fiestas que montas en casa es tuya, así como la moqueta, que todo el mundo está guarreando, la cosa cambia, no te hace ni puta gracia que puedan joderte tu “hogar”, cuya hipoteca vas a estar religiosamente abonando los próximos cuarenta y cinco años. Respecto a aquella puta lámpara, fue  lo único que la jodia de tu mujer te dejó elegir al amueblar la casa, y aunque es una mierda porque tienes el gusto en el mismísimo culo, a ti te encanta, de ahí el miedo a su pérdida.



                                     Pongamos que tus papis se marchan en una semanita o tu parienta se va con los niños y te deja de “Rodríguez” en unos pocos días. El individuo en cuestión empieza a notar cómo la ilusión aflora descontrolada en su pecho; la alegría, acompañada del buen humor, la generosidad y la bondad inundan su persona. Estás más contento que “Perry” ante la inminente marcha de tus familiares, ante la promesa de libertad absoluta que acompaña a este hecho. La felicidad e impaciencia serán cada día que pase más intensas, a medida que nos acerquemos a la fecha de su marcha.

     Por fin llega el momento de despedirse. Si los que se van son tus papis, te despides solemnemente con promesas de responsabilidad para demostrar tu más que sobrada madurez. Si se va tu mujer con los niños, lo suyo será mostrar tristeza e inmediata añoranza, pero ni se te ocurra llorar colega, porque la cabrona de tu amada esposa sabrá en el instante que esas lágrimas no son de pena sino de alegría, y de esta forma conseguirás que la muy perra se vaya intranquila, maquinando maldades contra tu persona y teniendo el tiempo suficiente para planear una inspección general de lo más rigurosa a vuestro hogar cuando vuelva del viaje (vamos, que te va caer una cuando vuelva que te vas a giñar).

Un consejo muy importante que os voy a dar es el siguiente: escuchad a vuestra madre o en su defecto a vuestra mujer (que en estas cosas también es tu madre) acerca de temas relacionados con el uso de electrodomésticos (lavadora y lavavajillas) y el lugar habitual de “objetos de interés”, como pueden ser: las pinzas de la ropa, el lugar donde se encuentran las pastillas del lavavajillas , las cantidades de detergente y suavizante a introducir en la lavadora (muy importante), el enchufe donde se conecta el aire acondicionado, dónde está la caja de fusibles (y el procedimiento a seguir en caso de “chispazo” y apagón) y cositas así; que luego uno necesita cualquier tontería y se pega tres horas buscando para encontrarlo ¿Que podías haber llamado a tu madre o a tu mujer para saber dónde está? Claro que sí, pero estás tan feliz solo, que incluso este coñazo de búsqueda tiene su aquel, y ni te acuerdas de esa posibilidad (por otro lado, yo no llamo a nadie cojones, o lo encuentro o me compro otro, así soy de chulo hombre).

Tras este inciso, volvamos al tomate. Al fin los ves salir por el portal de casa y ponerse rumbo al coche o al transporte público para iniciar su viaje. Tu madre o tu esposa te miran con una expresión muy clara en sus ojos: “que Dios nos pille confesados”. Pero bueno, también sabe que eres un adulto, y que por mucho que la líes, finalmente sobrevivirás.

No lo puedes creer, estás solo, todo el castillo es tuyo, puedes hacer lo que te dé la puta gana, nadie te va a decir nada ¿Por qué? Porque estás “home alone” cojones. A algunos les da por gritar, cantar, saltar, desnudarse, ingerir grandes cantidades de alcohol, fumarse un puto cigarro sentado en su butacón del salón (donde tiene totalmente prohibido hacerlo, por su mujer claro está). Digamos que hacer el gilipollas es un primer acto impulsivo, que simboliza la caída de los grilletes y una primera muestra de la nueva libertad adquirida.



Bien, para ser un buen “Manuly Curry” vamos a hacer una lista con las cosas indispensables que debes tener o adquirir:

-         Chándal ancho y cómodo, como “mono de trabajo” (la marca es irrelevante, a mi me gustan los de la marca deportiva Puma).

-         Teléfonos en la agenda del móvil: uno el del Telepizza y el otro el del restaurante Chino que más te guste del barrio (evidentemente alguien te tiene que dar de comer).

-         Una buena provisión de cigarretas (si eres fumador).

-         Una PS4 de puta madre con juegos buenos (Dying Light, Bloodborne, etc.) y una buena tele, si puede ser.

-         Alcohol para ti (sobre todo) y para las visitas.

-         Aire acondicionado en verano, para mantener un clima fresco y adecuado.



Ahora vamos hacer la lista de “la compra”. Llegará un momento que estés hasta la polla de comer pizza y wan-tu frito. Esto unido a que se te acabaron las napolitanas de chocolate para el desayuno, dará lugar a que te veas obligado a bajar al supermercado más cercano a hacer la compra.



¿Qué debes comprar? Lo siguiente:



Para el desayuno: donetes, napolitanas, galletas de chocolate, donuts de sabores variados y en lugar de leche para el cola cao, compras directamente unos batidos de chocolate, así te ahorras el tener que hacer mezclas.

Para comer: macarrones, bacón, lechuga embolsada, salsas para la lechuga, espagueti de esos que vienen hechos para calentarlos y punto, maíz y cosas de aderezo para la lechuga. Pan de molde en abundancia, porque evidentemente no vas a bajar a comprar el pan ni un puñetero día. Si quieres carne y no te conformas con la que entra en la pizza barbacoa, compra “vuelta y vuelta” de esos de pavo, en un minuto están listos y están comestibles. Por supuesto compra tomate para tus macarrones, también queso.

Un consejo para no tener que cocinar en toda la semana: preparar una cazuela enorme de macarrones e ir zampándotelos a lo largo de la semana. Te fríes bacón, le añades tomate y ale, un puñado de pasta y ya estás servido.



Para cenar: pizzas de esas tipo “tarradellas”, bocadelias, pavo y queso. En definitiva cosas para hacerte sándwiches.

Por supuesto, para acompañar a todo en general (menos al desayuno), te compras todo tipo de doritos, patatas de múltiples sabores, pelotazos, etc.

TODO LO REGARÁS CON ABUNDANTE COCA COLA, NADA DE MARICONADAS TIPO NESTEA O AQUARIUS. “COKE” EN CUALQUIERA DE SUS VARIANTES.

Pensaréis que me olvido de la birra, pero de eso nada, teniendo en cuenta que quedarse solo es como abrir una caja de donetes (realmente te vas a zampar unas cuantas). Es decir, te van a salir amigos de todas partes. Por ello, y para reducir costes, les pones como condición para hacer el cafre en tu casa que te traigan ofrendas de “alcohol y snacks”. Que te traigan birra y patatas fritas, ya me entendéis, eso de venir con las manos vacías “nanay de la China”, no te jode.



Una vez aclarado este punto de la alimentación, podemos proseguir:

El siguiente paso consiste en una reestructuración de la casa, es decir, poner las cosas donde deberían estar: la PS3 junto a la tele, el sofá pegado a la tele, la nevera (si Dios te bendice con esa suerte) lo más cerca posible de la tele. El portátil en la mesa del salón (cosa que odia tu mujer como todo lo anteriormente citado). Tabaco y móvil también a mano y muchos cojines en el sofá para poder estar jodidamente cómodo.

Tus malos hábitos y tu falta de higiene tanto general como personal, hacen que la casa vaya cogiendo un olorcillo como a “tasca turca” bastante peculiar. Cuando uno está metido en la atmósfera prácticamente no se entera. Es cuando sales de casa y vuelves al cabo de un rato cuando aprecias ese pestazo, mezcla de tabaco, gases humanos, Telepizza, comida china rancia y el clásico olor a muerto producido por no airear la casa ni un solo día. Como diría “Gordo Cabrón” (Austin Powers), huele “como un perro muerto encima de un cadáver”.

Horrible pero solucionable, coges el ambientador de pino, echas medio puto litro y luego te fumas unos cigarretas, de esta manera te haces parte del entorno y al rato no te enteras del mal olor. Las chicas pensaréis que esto último es “asqueroso”, “patético” o “espantoso”, pero lo que es señoras, es…….ADAPTACIÓN AL MEDIO (pura y dura). No puedes vencerlo así que te unes a él.

Lo pasarás de puta madre con los amigos, si hay partido a tu casa a verlo todos, partidas de póker, torneos de Pro Evolution Soccer (no de FIFA de mierda de ese para putas y maricones) y videojuegos en general. Todas estas actividades bien regadas de birra, cigarretas y pizza. Vamos, que te vas alcoholizar más que David Duchovny en “Californication” (gran serie por cierto, la recomiendo).  Inevitablemente tendrás que acoger a algún amiguete borrachuzo bajo tu techo, limpiar alguna guarreria tuya o de otros, cositas así. De fregar ni te preocupes: si has sido listo pilotas el uso del lavavajillas, así que “ole tu pene”.



                        Si estás en el caso de que se han ido tus papis, y tienes una novia, pues cuando vaya a tu casa, el fin de semana por ejemplo, aparte de follártela como un mono en todos los rincones de casa, la chica puede tener dos maneras de enfocar tu cerdez:

1-    Es tan gorrina como tú, te obliga a ducharte porque lo necesitas de verdad, pero se acopla a tu desorden, coge un mando de la PS3 y a darle caña al tema.  Esto mola en principio, pero al final, su mierda se suma a la tuya y como no te ayuda a limpiar, pues te comes el marrón tú solo.

2-    Es una tía normal (una mujer normal es limpia y pulcra por naturaleza, además de maniática en el tema). Te va a poner de cerdo para arriba, puede que se chive a tu madre de lo cerdo que eres, te obliga a ordenar todo lo que tenías montado, el sofá a su sitio, la PS4 a tu cuarto, el portátil también, y cuando ve la nevera con un alargador en el pasillo, no hace falta ni que te hable, corres como alma que persigue el demonio a ponerla en su sitio. Lo bueno es que ella no soporta ni la suciedad ni ver lo patán que eres limpiando, por lo que como mínimo te echará una mano. Si tienes mucha suerte incluso te quitará de en medio para hacerlo ella (jeje, la lotería te ha tocado si te pasa esto macho, pobrecita mia).



Aun con su ayuda, quedará trabajo por hacer. Una casa sufriendo tu gorrinez durante una semana es mucha tela, así que tendrás que poner la lavadora, fregar, pasar la aspiradora, hacer las camas, airear intensamente la casa (aunque da igual, porque el olor que has dejado con tanto esfuerzo, tardará meses en desaparecer) y limpiar el polvo (pero de verdad, no solo pasando la gamuza por donde se ve la ful).

También debes eliminar toda prueba referente a las cosas que te has cargado (al estar borracho o por torpe), pensar historias elaboradas para echar la culpa a otros sobre los estropicios varios e intentar dejar lo movido (sofás, neveras y demás) en su lugar exacto y sin marcas en el suelo.



                 Pasarlo bien y hacer el gañán da lugar a que se te pase muy rápido este tiempo de soledad, por lo que disfrútalo a tope, pero con cuidado siempre, no es cuestión de que te desmelenes y te cargues toda la casa.



Finalmente la felicidad del reencuentro con tus padres o tu parienta hace que pasen por alto el olor a taberna, ver el sofá diez centímetros desplazado a la derecha y esa extraña mancha amarilla en la pared. Para los que vuelven, ver que sigues vivo (aunque mucho más gordo) y que la casa está bien a un 70% es suficiente, ya habrá tiempo para examinar los desperfectos y pedirte cuentas. Los que te quieren no se van a enfadar contigo por hacer todo lo que ellos también hicieron en su momento al ser jóvenes (caso de tus papis) o cuando ella se queda sola (tu parienta y sus fiestas de pijamas para borrachas). Lo malo, los hijos, que con los años van tomando nota de las charlas que te pega tu mujer por este tema, y cuando ellos se queden solos….. “TEN MIEDO”, EL ALUMNO SIEMPRE SUPERA AL MAESTRO.


lunes, 7 de mayo de 2012

MI PRIMERA VEZ


 




                                                               

                                           Ríos de tinta han sido escritos por el hombre a lo largo de la historia sobre este apasionante y delicado tema, desde todas las perspectivas posibles, ya sea haciendo hincapié en la parte más pasional, en la más romántica, física o simplemente en la más gamberra (mi favorita sin duda, además de mi especialidad); así que comencemos a analizar este hermoso e importantísimo tema, basándonos en una parejita típica de adolescentes en la que evidentemente ambos son vírgenes, y para ello daremos respuesta a unas sencillas cuestiones:

¿Para quién es más importante perder la virginidad?
 
                             Para una mujer no tiene el mismo valor, ni el mismo sentido que para un chico (y escribo chico y no hombre porque nosotros tardamos en madurar unos quince años más que una mujer, por norma general), una señorita tiene mucho más mundo interior (sensibilidad) y sentimental, debido, claro está, a su mayor y más temprana madurez física e intelectual.
También debemos mencionar la excesiva influencia del cine estadounidense en lo referente a este tema en los cerebros de los chavales españoles, las pelis de “adolescentes americanos” deseosos de sexo, y la idolatría absurda de la “virginidad femenina” es un factor común en todos estos films, llenando los cerebros femeninos de gilipolleces lamentables que las hacen pensar que entregar su “flor” es algo único, mágico, romántico y solo digno de su príncipe azul (algo “supermegaultrapiruleto-especial”).
Aun así, la mujer es más consciente de su propia sexualidad y tiene un concepto más romántico de lo que supone la práctica del amor.
 Como siempre digo, una mujer necesita sentir algo por la persona con la que se acuesta, algo especial (que le haga al menos un poco de tilín), por lo que al tratarse de la primera vez, lo que más busca es conseguir estar con un chico que le dé el “amor” y la “confianza” necesaria para llegar hasta el final. Con ello sus necesidades sentimentales quedan plenamente cubiertas, ya que el convencimiento de que hay sentimientos amorosos es claro y nítido para ella (vamos que la pobre se cree que el otro salido es el hombre de su vida).
Conclusión: la mujer debe sentirse amada y arropada por su pareja para dar el paso definitivo en este tema.

Pasemos a la visión de los “chicos”:
              El macho ibérico en su juventud, es un ser lleno de instintos sexuales, está más salido que el pico de una mesa, se masturba como un mono y sus pensamientos los ocupan pechos y culos de todo tipo, tamaños y formas; aparte del fútbol, solo piensan en eso, de manera constante y continua, todos quieren perder la virginidad con ansiedad, ya que el deseo sexual que generan sus alteradas hormonas les turba el juicio.
La falta de madurez intelectual en el hombre, asociada a la ansiedad anteriormente mencionada, dan lugar a un cóctel peligroso, que tiene como consecuencia que en un grandísimo número de casos, se retarde la pérdida de la virginidad durante años para más de uno, que se le nota demasiado que es un pervertido. Los más serenos e inteligentes son los que consiguen salir con una chica, prometerle “amor eterno” y de esta forma estrenarse con dignidad y sin tener que gastarse ni un euro.
Conclusión: los chicos solo quieren comerse unos pechotes y mojar, conseguir desvirgarse lo antes posible para chulear a sus amiguetes vírgenes.
Este podría ser el primer trauma en la vida de una mujer, lo que ayuda a explicar por qué son tan desconfiadas al llegar a una edad más adulta.

¿Quién compra los anticonceptivos (condones)?

               Es un punto importante, ya que una de las situaciones más lamentables por las que pasa un hombre en su vida es precisamente el momento de ir a una farmacia a comprarlos. Solo, delante de todo el mundo y, para más miseria, el dependiente es mujer (en el 97,98% de los casos). Si la tía se tira el rollo será algo vergonzoso pero rápido, si quiere reírse del chaval tiene muchas maneras de hacerlo, basta con preguntarte cositas en plan, ¿qué marca prefieres?, ¿te apetece de sabores?, ¿qué tamaño necesitas?, ¿retardantes?, ¿te pongo lubricante para tu chica? En fin, que te puede poner más colorado que un inglés en Benidorm.
Opciones para evitar este ridículo patético: si tienes hermanos mayores experimentados (que hayan comprado condones con anterioridad, quiero decir), conseguir que te los compre uno de ellos sobornándole con lo que haga falta, cediéndole más de tu porno, videojuegos, dinero… lo que sea con tal de conseguir el objetivo.
Si no tienes hermanos mayores, pues te jodes, pero aún así puedes evitar el ridículo con clase y sin pasar tan terribles apuros, ya que la venta de preservativos no se reduce solo a las farmacias, los grandes centros comerciales (Carrefour por ejemplo) también tienen parafarmacias donde se comercializan estos anticonceptivos, lo cual si tienes hermanos también te favorece pudiendo pillarlos allí sin tener que pagar un duro a tu brother por “ayudarte”.
Solo tienes que coger la marca que te recomendaron tus amigos (aconsejados por sus hermanos mayores), y salir disparado a la caja para que te lo cobren y escapar a toda prisa de tan incómoda situación. Un consejo: puedes disimular comprándote unos phoskitos o algo así, pero cuando eres crío no puedes evitar sentirte humillado ante la sonrisita burlona de la cajera de turno.
En casos de timidez extrema puedes pedir a tu madre, jamás a tu padre, que te compre los condones ¿Por qué a tu padre no debes decírselo? Muy sencillo: si se lo pides a él, le pasará inmediatamente el marrón a tu madre, así que para qué perder el tiempo con tu viejo. Pobres madres, lo que se ven obligadas a hacer por nosotros, en fin…

                         En este tema, que quede claro que en el 97,97% de los casos será el macho el que debe conseguir los preservativos. Es lógico, ¿una niña de quince años comprando condones? No es plato de buen gusto para ninguna de ellas, y las miradas acusadoras de los que las rodean pueden ser realmente traumáticas para ellas. El mínimo porcentaje restante lo ocupan las chicas a las que sus madres les proporcionan los anticonceptivos (mamis modernas medio hippies) y las que los consiguen por medio de sus mejores amigas (las que ya lo han probado claro).

¿Dónde y cómo lo hacemos?

                                El lugar está claro que va a ser la casa del uno o del otro, la falta de medios económicos impide que se pueda hacer en una habitación de hotel (a menos que ahorren la paga durante meses, cosa que por la ansiedad masculina no va a poder ser), o en un coche (sin carné de conducir es complicado que papi te preste el coche). Por eso, esperaremos a que uno de los dos se quede solo en casa para poder ir a “hacer el amor”.
La preparación se pasará por alto, es decir, una vez en la habitación de “Manolito”, los dos están y han estado tan nerviosos durante los días previos (comprando los condones por ejemplo) que no se les ha ocurrido poner velitas aromáticas, música romántica, pétalos de rosa y mariconadas así, él está tan ansioso por probar la fruta prohibida y ella tan acojonada de lo que le pueda pasar, que la situación, reconozcámoslo, suele ser bastante lamentable.
Un chico es más bruto e inconsciente, le importa una mierda el desnudarse delante de su “novia” por primera vez, ya han hecho cochinadas antes, y ella sabe lo que hay (tamaño del pene de Manolito). Solo una idea ocupa su mente: “perder la virginidad”.
Una mujer es más vergonzosa, culpa de la sociedad que la rodea, con todo el rollo de la belleza femenina, de ser la más guapa, la más delgada (de ahí la bulimia y la anorexia) y todas esas putas gilipolleces, con las que más de un hijo de puta se hace de oro, vendiendo sus mierda-productos para idiotas. Esta inseguridad, para ser superada, necesita de ese grado de intimidad tan grande que solo consigue una mujer cuando está con la persona a la que considera que ama.
Respecto al cómo lo hacemos, generalmente se probarán muy pocas posturas, misionero y punto probablemente. 
Amor, miedo, ansiedad y la timidez propia de una mujer que está a punto de entregarse hace que sea inevitable un enorme nudo en la garganta. Esto se traduce en que la penetración se complicará durante un buen rato, y encima la situación irá acompañada de frases como: “por aquí, poco a poco”, “me haces daño, más despacio”, “no seas bruto”,  “ponte ya el condón melón”, “eso es mi culo”, etc. Lo cual hace que la situación sea aún más especial (jejejeje).
Será de coña, y encima la pobre sufriendo porque le duele, y a menos que se le haya roto el himen en clase de gimnasia, la cosa va a ser peliaguda, y resuelta de manera más que brusca por parte del chico, meneo al canto y a tomar por culo, así somos de burros los tíos.
Así que cuando más o menos haya un deslizamiento decente, un par de minutos de empujones, donde la mujer hace de tripas corazón y aguanta los meneos y explosión final de Manolito entre jadeos de felicidad y amor.

¿Cómo ha ido la cosa?

                          Para ella no muy bien, debido en gran parte por lo que sabía que iba a pasar, ya sea por sus amigas, sus familiares (mujeres) o google. Tenía varias cosas muy claras, la peor, la que más le preocupaba, que le iba a doler y después que no se iba a enterar de una mierda, en el 99,99% de los casos la primera relación sexual de una mujer no puede considerarse ni “mínimamente satisfactoria”. Dejamos el 0,01% para las que mienten respecto a su virginidad (golfillas).
Evidentemente lo citado ocurre, así que le duele y encima no siente gran cosa, por lo cual menuda mierda, pero se generará en ella una curiosidad innata por continuar experimentando sexualmente con el fin de obtener la satisfacción que sabe que puede llegar a disfrutar con el tiempo y la experiencia.
Respecto al chico, no nos engañemos, aunque eyacule (cosa que va a ser complicada, pero no imposible, debido a que probablemente por los nervios de ella, meter el pene en la vagina va a ser una tarea más que complicada, problemas producidos por la falta de lubricación y tal, los nervios), disfrutando relativamente más que la mujer, tampoco considerará esta experiencia como algo extraordinario en el terreno de lo sexual, pero será un recuerdo entrañable y magnífico para toda su vida. El día que se convirtió en un “hombre”, pasando a ser un Dios para sus amiguetes vírgenes.
Finalmente abrazos, besitos, complicidad, una toalla para limpiar la que habéis montado y a planear el próximo intento, que seguramente irá mejor.