Esto va por
edades, como todo en la vida, voy a prestar especial interés en la vida
“fiestera” del hombre medio español (que no es rico ni de cerca, más bien
normalito) entre los 15 y los 35 años, yo tengo 35 años no puedo apreciar con
claridad el resto de etapas por encima de mi edad, así que no puedo
valorarlas.
El
transcurrir de los años trae consigo grandes momentos (pedos estratosféricos,
gritos, peleas callejeras y un trillón de risas con los amigos), algunos
históricos como las despedidas de solteros, las celebraciones “dignas” de
cumpleaños (nada de mierdas como “os invito a la primera”, si no macro
botellones gratuitos o cenas gochas con sus correspondientes noches locas).
Pero donde luce el sol también se producen terribles decepciones, es aquí donde
la figura de la mujer se torna como decisiva, ya que en muchas ocasiones las
discusiones, desilusiones, malentendidos y broncas varias que se produzcan entre los machos españoles,
vendrán suscitadas por las damiselas que nos acompañan en nuestros botellones y
garitos preferidos donde vamos de fiesta.
Empecemos
pues por los primeros pasos del “macho español” hacia un mundo lleno de
alcohol, tabaco, drogas, mujeres y grandes esperanzas sexuales (pillar cacho
con tías de portada).
Esta primera
etapa se da durante los años de la adolescencia, de los 15 a los 24 años (si,
el hombre tarda un montón de años más que la mujer en madurar, gracias a Dios).
Son años de
toma de contacto, no tienes ni un patagón (euros), estas cachondo como una mula
(algo de lo que no podrás librarte hasta la muerte), por lo que quieres mujeres
a las que dar besitos y luego dar “tu amor” (ya me entendéis, jejejeje).
Lo más
normal al principio por tu situación económica es hacer botellones locos en
cualquier sitio donde haya bancos y arena, no necesitas nada mas, bueno, un
abrigo en invierno (y de los gordos) y una gorra en verano (para no torrarte el
cerebro también con el sol). Y por supuesto un par de cojones para aguantar
estas condiciones climatológicas adversas y mucho alcohol que nos sirva de
ayuda y apoyo en esta misión.
Estos
botellones pueden ser “only for men” como el “after shave” o “mixtos”, con niños y niñas (estos molan más, ya que tus posibilidades de darte besitos aumentan considerablemente).
Cuando solo acuden chicos la cosa suele ser bastante normal, cafrotadas varias,
gritos, insultos, humillaciones a los más débiles y moñeces varias. Lo peor que
puede pasar es que se acabe a hostias con otros que estén de botellón o entre
los miembros del mismo (cosa que suele pasar por putearse unos a otros cuando
están bien cocidos). Pero vamos que tampoco es lo habitual, cuatro insultos en la distancia y fin del conflicto.
Se suelen
dar los denominados “supercocidos” o “megapedos” que se definen como las
borracheras extremas que se agarran los machos españoles más jóvenes por el
hecho de beber sin medida vino o cerveza (los críos de mi generación no
teníamos para mas), sumados a cigarretas o algún tipo de porro bananero (hojas
del suelo o manzanilla).
Estos
fenómenos suelen ir acompañados de algún tipo de acto o situación bochornosa a
la par que humillante, grandes clásicos como la bajada de pantalones a traición
en la cara de la chica que te gusta, caerse de cabeza en cualquier lugar
lamentable, mearse encima, etc. Este momento será recordado hasta el final de
tus días y rememorado en todos y cada uno de los actos sociales en los que estés
y coincidas con dos o más testigos de aquellos hechos, la frase “te acuerdas
cuando José le bajo los pantalones a este gañan delante de Manolita” será
escuchada por tus oídos en cientos de ocasiones, que bien ¿verdad? (que hijos
de la gran puta pueden llegar a ser los amigos).
El botellón
mixto es mas coñazo, pedos, eructos y gritos cabestros se ven sensiblemente
reducidos debido a la presencia de las damiselas, que son unas corta rollos, su
presencia se explica porque tres de cada cuatro de la pandilla quieren pillar
cacho con ellas (75% de porcentaje, hay que dejar un hueco importante para los
homosexuales del grupo).
Todos como
bobos nos ponemos nuestras mejores vestimentas para ser los mas guays y así
atraer la atención de las chicas, por lo que las bravuconadas son el pan
nuestro de cada día, hacerse el macho bebiendo como un cafre es muy habitual
con el fin de demostrar nuestra hombría, lo cual como consecuencia da lugar a
un “supercocido” y con mala suerte a un coma etílico y para el hospital (que
divertido va a ser explicárselo a tus padres), y encima sin pillar cacho y con
una historia humillante a la chepa (tarde-noche redonda).
En estos
botellones se pillaba cacho de vez en cuando (en mis tiempos), así que se
llenaban de “parejitas” con el tiempo, pero ahora como se follan unos a otros
como animales y luego siguen siendo amigos se crea una atmosfera extraña donde
todos han estado con todos, lo cual da una muestra clara de que los cerebros
femeninos y masculinos de nuestras mas tiernas generaciones están un poco
descolocados (cuanto daño a generado en nuestro país de lerdos "hombres, mujeres y viceversa").
Como avanza
nuestra sociedad progresista, da gusto ver como críos borrachos de un amplio
espectro de edades, fornican como monos unos con otros, sin prevención alguna,
ya que la mayoría de ellos son unos faltos absolutos. Todo esto trae como
consecuencia una clara pérdida de valores en la misma amistad, ya que queramos
o no, para poder ser amigos toda la vida, no podemos haber estado follando
todos con todos, eso no puede ser sano (aunque si divertido, quien tuviera 20
años menos).
Volviendo al
tema del botellón mixto, en estos eventos surge la falsa creencia de que las tías
son graciosas (lo siento pero así es), las risas provocadas por una mujer son
proporcionales a lo buena que este, contra más guapa sea más se reirán los
mongolos que la rodean, ¿Por qué? Sencillo, todos quieren agradarla para
tocarle los pechotes, así que queridas lectoras asumirlo, y si los que os
rodean se ríen de todo lo que decís o bien sois de verdad graciosas (cosa rara)
o bien estáis para mojar pan (sentiros orgullosas de vuestros culos).
Tras los
botellones todo el mundo al local más cutre de la zona donde los botellines son
muy baratos y no piden el DNI para entrar, allí nos pegamos unos cuantos bailes
(basados en los saltos y los empujones mas brutos posibles) agotamos nuestras últimas
opciones con las churris que nos acompañan o que estén allí de serie, y más
risas y cafrotadas. Luego para casa y a disimular delante de los viejos que
estas sereno, eres un crio así que posiblemente cuando llegues a casa no sea
demasiado tarde y tus padres aun estén despiertos, que putadaaaaaaaa.
Años de
diversión callejera y primeras tomas de contacto con las mujeres, grandes
éxitos y decepciones, las malditas hormonas harán que nuestra vida sea una
montaña rusa de emociones.
Pero a
partir de los 18 o 19 años la cosa cambia, pero eso lo dejamos para la próxima
entrada.