jueves, 14 de febrero de 2013

SALIR DE FIESTA (PRIMERA PARTE)

 


                                           Esto va por edades, como todo en la vida, voy a prestar especial interés en la vida “fiestera” del hombre medio español (que no es rico ni de cerca, más bien normalito) entre los 15 y los 35 años, yo tengo 35 años no puedo apreciar con claridad el resto de etapas por encima de mi edad, así que no puedo valorarlas.

El transcurrir de los años trae consigo grandes momentos (pedos estratosféricos, gritos, peleas callejeras y un trillón de risas con los amigos), algunos históricos como las despedidas de solteros, las celebraciones “dignas” de cumpleaños (nada de mierdas como “os invito a la primera”, si no macro botellones gratuitos o cenas gochas con sus correspondientes noches locas). Pero donde luce el sol también se producen terribles decepciones, es aquí donde la figura de la mujer se torna como decisiva, ya que en muchas ocasiones las discusiones, desilusiones, malentendidos y broncas varias que se produzcan entre los machos españoles, vendrán suscitadas por las damiselas que nos acompañan en nuestros botellones y garitos preferidos donde vamos de fiesta.

Empecemos pues por los primeros pasos del “macho español” hacia un mundo lleno de alcohol, tabaco, drogas, mujeres y grandes esperanzas sexuales (pillar cacho con tías de portada).

Esta primera etapa se da durante los años de la adolescencia, de los 15 a los 24 años (si, el hombre tarda un montón de años más que la mujer en madurar, gracias a Dios).

Son años de toma de contacto, no tienes ni un patagón (euros), estas cachondo como una mula (algo de lo que no podrás librarte hasta la muerte), por lo que quieres mujeres a las que dar besitos y luego dar “tu amor” (ya me entendéis, jejejeje).

Lo más normal al principio por tu situación económica es hacer botellones locos en cualquier sitio donde haya bancos y arena, no necesitas nada mas, bueno, un abrigo en invierno (y de los gordos) y una gorra en verano (para no torrarte el cerebro también con el sol). Y por supuesto un par de cojones para aguantar estas condiciones climatológicas adversas y mucho alcohol que nos sirva de ayuda y apoyo en esta misión.

Estos botellones pueden ser “only for men” como el “after shave” o “mixtos”, con niños y niñas (estos molan más, ya que tus posibilidades de darte besitos aumentan considerablemente). Cuando solo acuden chicos la cosa suele ser bastante normal, cafrotadas varias, gritos, insultos, humillaciones a los más débiles y moñeces varias. Lo peor que puede pasar es que se acabe a hostias con otros que estén de botellón o entre los miembros del mismo (cosa que suele pasar por putearse unos a otros cuando están bien cocidos). Pero vamos que tampoco es lo habitual, cuatro insultos en la distancia y fin del conflicto.

Se suelen dar los denominados “supercocidos” o “megapedos” que se definen como las borracheras extremas que se agarran los machos españoles más jóvenes por el hecho de beber sin medida vino o cerveza (los críos de mi generación no teníamos para mas), sumados a cigarretas o algún tipo de porro bananero (hojas del suelo o manzanilla).

Estos fenómenos suelen ir acompañados de algún tipo de acto o situación bochornosa a la par que humillante, grandes clásicos como la bajada de pantalones a traición en la cara de la chica que te gusta, caerse de cabeza en cualquier lugar lamentable, mearse encima, etc. Este momento será recordado hasta el final de tus días y rememorado en todos y cada uno de los actos sociales en los que estés y coincidas con dos o más testigos de aquellos hechos, la frase “te acuerdas cuando José le bajo los pantalones a este gañan delante de Manolita” será escuchada por tus oídos en cientos de ocasiones, que bien ¿verdad? (que hijos de la gran puta pueden llegar a ser los amigos).

El botellón mixto es mas coñazo, pedos, eructos y gritos cabestros se ven sensiblemente reducidos debido a la presencia de las damiselas, que son unas corta rollos, su presencia se explica porque tres de cada cuatro de la pandilla quieren pillar cacho con ellas (75% de porcentaje, hay que dejar un hueco importante para los homosexuales del grupo).

Todos como bobos nos ponemos nuestras mejores vestimentas para ser los mas guays y así atraer la atención de las chicas, por lo que las bravuconadas son el pan nuestro de cada día, hacerse el macho bebiendo como un cafre es muy habitual con el fin de demostrar nuestra hombría, lo cual como consecuencia da lugar a un “supercocido” y con mala suerte a un coma etílico y para el hospital (que divertido va a ser explicárselo a tus padres), y encima sin pillar cacho y con una historia humillante a la chepa (tarde-noche redonda).

En estos botellones se pillaba cacho de vez en cuando (en mis tiempos), así que se llenaban de “parejitas” con el tiempo, pero ahora como se follan unos a otros como animales y luego siguen siendo amigos se crea una atmosfera extraña donde todos han estado con todos, lo cual da una muestra clara de que los cerebros femeninos y masculinos de nuestras mas tiernas generaciones están un poco descolocados (cuanto daño a generado en nuestro país de lerdos "hombres, mujeres y viceversa").

Como avanza nuestra sociedad progresista, da gusto ver como críos borrachos de un amplio espectro de edades, fornican como monos unos con otros, sin prevención alguna, ya que la mayoría de ellos son unos faltos absolutos. Todo esto trae como consecuencia una clara pérdida de valores en la misma amistad, ya que queramos o no, para poder ser amigos toda la vida, no podemos haber estado follando todos con todos, eso no puede ser sano (aunque si divertido, quien tuviera 20 años menos).

Volviendo al tema del botellón mixto, en estos eventos surge la falsa creencia de que las tías son graciosas (lo siento pero así es), las risas provocadas por una mujer son proporcionales a lo buena que este, contra más guapa sea más se reirán los mongolos que la rodean, ¿Por qué? Sencillo, todos quieren agradarla para tocarle los pechotes, así que queridas lectoras asumirlo, y si los que os rodean se ríen de todo lo que decís o bien sois de verdad graciosas (cosa rara) o bien estáis para mojar pan (sentiros orgullosas de vuestros culos).

Tras los botellones todo el mundo al local más cutre de la zona donde los botellines son muy baratos y no piden el DNI para entrar, allí nos pegamos unos cuantos bailes (basados en los saltos y los empujones mas brutos posibles) agotamos nuestras últimas opciones con las churris que nos acompañan o que estén allí de serie, y más risas y cafrotadas. Luego para casa y a disimular delante de los viejos que estas sereno, eres un crio así que posiblemente cuando llegues a casa no sea demasiado tarde y tus padres aun estén despiertos, que putadaaaaaaaa.

Años de diversión callejera y primeras tomas de contacto con las mujeres, grandes éxitos y decepciones, las malditas hormonas harán que nuestra vida sea una montaña rusa de emociones.

Pero a partir de los 18 o 19 años la cosa cambia, pero eso lo dejamos para la próxima entrada.