En el mundo de la pareja esta más que claro que es
muy, pero que muy complicado, saber que hacer o cómo reaccionar en cada momento
o situación. Nos comportamos como primates usando el “ensayo y error” como táctica
habitual, es decir que la cagamos cuarenta mil veces, hasta que le cogemos el “puntito”
a nuestra “media costilla”.
Ahora bien en función de las cualidades amatorias
de los componentes de la pareja, nos encontraremos con individuos más “entregados”
y otros menos, más “receptores” que otra cosa.
Entregados:
personas muy detallistas, atentas y leales, cuyo principal y único objetivo es
conseguir la felicidad de su persona amada. Llegando a ser en algunas ocasiones
un poco “brasas” o “pegajosos”. Buscan
el cariño y aprobación de su pareja en todo momento (en mayor o menor
medida dependiendo de cada persona).
Receptores:
leales y honrados, pero con una necesidad innata de cariño y atención por parte
de su pareja, necesitan sentirse muy presentes en la vida del otro y recibir un
constante flujo de detalles y muestras de amor de su “Manolito”. Su gran
defecto es que no aportan a su “media costilla” lo que ellos mismos la exigen, así
que suelen ser mucho más conflictivos que los “entregados”. Piden mucho y dan
poco por norma general.
Los “receptores” dan caña a su chico/a y así también
generan su interés, ya que muchas personas necesitan ese “paso de ti” para
mantenerse activos en la relación y poder aportar lo suyo.
No hace falta decir que surgen distintos tipo de
combinaciones en función de las personas que se junten y que nos permite ver
con claridad el destino de una pareja en función del carácter “entregado” o “receptor”
de los miembros de la misma.
1-Entregado
y Receptor.
Una mezcla estable en principio, uno llena
al otro con todo su cariño y amor (entregado), el otro le aporta en menor
medida y a cuenta gotas (receptor). Lo lógico es que con el tiempo se
equilibren, el primero sea más receptor y el segundo más entregado.
Si el funcionamiento de la relación solo implica
un perenne esfuerzo del “entregado” por hacer feliz al otro, al final la cosa
se irá a freír espárragos o le diagnosticaran medicamente un enfermedad mental
al “entregado”.
Está claro que uno puede dar sin esperar nada a
cambio, así debe ser en un principio, pero también es muy cierto que uno por
muy enamorado que este al final acaba aburriéndose de dar sin recibir nada en
especial del otro (y de soportar sus exigencias).
Consejo: que el “receptor” se compre un gato, así
te tocara menos las narices.
Lo bueno es que si los dos se equilibran las cosas
entre ellos pueden funcionar, al evolucionar juntos todo se pega, menos la
hermosura (que se lo digan a Victoria Bekham, que fistra es la pobre).
2-Entregado
y Entregado
La pareja más empalagosa, si no se dicen cada
diez minutos que se quieren y se aman se siente infelices, les duele la
distancia física que les separa y les impide abrazarse y besarse, se colman el
uno al otro de detalles amorosos y de cariño.
En principio es una unión muy prometedora, el gran
peligro es la posible “mutación” de uno de sus miembros, es decir, el paso de “entregado”
a “receptor” de uno de ellos, hecho que puede destruir rápidamente la pareja,
al dejar de recibir una de las partes sus dosis de amor y cariño, y ver como su “media
naranja” solo le exige y le echa cosas en cara, este pobre se replanteara muy
seriamente la situación (que la mandara a la mierda vamos).
No se puede pasar de “La casa de la pradera” a “Alíen
vs Predator” de la noche a la mañana, el entregado no mutado no quiere a una
receptora así que lo más probable que la relación acabe o peor aun que se
produzca una “doble mutación” con las peores consecuencias imaginables que no
es otra que:
3-Receptor
y Receptor.
Aquí alguien se ha disfrazado de “entregado” ya sea porque está muy
buena su churri (caso general de los receptores varones) o que tiene mucho
dinero (caso general de la fémina receptora).
Un receptor “enmascarado” de entregado es un ser
muy peligroso, ya que al no ser lo que finge y dar a cambio de nada, en su
interior se va generando un gran rencor hacia su pareja, solo el “interés” le
mantiene en esa posición (amargándole la vida).
Aquí no existe la posibilidad de la mutación, es
tal la mala sangre acumulada que o bien todo sigue más o menos igual, con el
consiguiente envenenamiento del bobainas de turno, o bien se produce una explosión termo-nuclear
y a tomar por culo todo. Dos formas de explotar en función del sexo del
receptor enmascarado:
-
Si es hombre:
A la mierda, está muy buena, pero le debe tantos detalles y gestos de amor, que
no puede soportar no ser recompensado por sus actos. Y aunque se arrepentirá la
dejara sin más (se arrepentirá porque menudo culo tenia la tía, no por nada
mas).
-
Si es mujer:
consigue que le haga dos o tres hijos, luego le deja y se queda con todos los
bienes del patán de turno. Su gran venganza será el punto y final a su “opera
prima”, vamos que la tía es maligna, le jode la vida, se queda con el BMW, la
casa y la pensión de los niños (las mujeres son mas listas).
Si no se ha dado ningun "enmascaramiento" por parte de ninguno de los dos, el resultado sera una relacion muy dificil en la que a menos que uno de los dos consiga ser mas entregado, o ambos a la vez, es muy dificil que funcione (relación tortuosa para los dos).
Todo esto son generalidades, pero muy reales, lo
mejor es encontrar a alguien que día a día te demuestre que te quiere y que te
necesita, pero claro demostrándoselo tú a esa persona también…..no sea que te
conviertas en un “Receptor”.