Si hay algo
que nos diferencia a hombres y mujeres es precisamente lo que da título a esta
entrada, que no es otra cosa que la necesidad de la mujer de permanecer
enamorada de su pareja de una manera eterna en el tiempo, manteniendo el
romanticismo del primer beso, las primeras miradas de complicidad, esos ojos
vidriosos llenos de afecto y pasión.
Pues bien,
aunque la mujer monógama (85% de las encuestadas) considere que esto es posible
en principio (luego se desencantara con los años), en plan cuento de hadas, en
el fondo sabe que no puede ser, y mediante auto engaños intenta mantener su
enamoramiento pastelero el máximo tiempo posible.
Vera en su
pareja cosas inexistentes con tal de mantener la “llama” de su amor encendida y
en plenitud, para una mujer es muy importante sentir que su pareja es el centro
de su universo (¿Por qué?, quien sabe, es un misterio) puede que
los primeros años de relación todo eso maravilloso que veía en “José” fuera
real, pero está claro que con los años la cosa se va apaciguando, ya que el varón
español en un 99.99999% de los casos no puede ser un romántico toda su vida,
por muchos factores:
-Está
cansado de trabajar.
-Está
cansado de no ver ganar a su equipo la Champions.
-Esta hasta
los huevos de hacer los baños.
-Está
cansado de los hijos (43 años el pequeño y aun en casa)
-Está
cansado de tanto fumar.
-Está
cansado de sus familiares y de la suegra (y demás parientes no consanguíneos)
-Está
cansado de beber (factor que al combinar con el tabaco y el sedentarismo, puede
ser realmente problemático, sobre todo para su salud mental y el crecimiento
desmesurado de su volumen abdominal).
-Está
cansado de la mierda de programación de la tele.
-Está
cansado de su barriga (pero trabaja demasiado, no hay tiempo, ni ganas, para
hacer deporte).
-Está
cansado de los reproches y continuas exigencias de su mujer (combinables con
las de sus hijos).
No es por
excusar al sexo masculino, pero todos estos factores y muchos más, hacen que el
lado romántico de “José” (si alguna vez fue real y no fingido) desaparezca para siempre, tan solo veremos su
sensibilidad reflejada ante una victoria de merito de su equipo en la Champions League
(enorme en caso de ganarla, porque incluso podremos verle llorar), o bien si le
toca algo en la lotería o si le invitan a unos botellines en el bar. Cosas que
su mujer considera lamentables, creando un mayor rechazo por “José”,
destruyendo a pasos agigantados su “eterno enamoramiento”.
No es
posible estar hechos unos babas (=unos pesados carantoñeros) durante cincuenta
años, por muy enamorados que estén, se conocen tanto y tan profundamente que
saben llevarse muy bien el uno al otro, pero a las malas también saben de sobra
donde pegar cuando quieren hacerse daño el uno al otro, además con fuerza y precisión
milimétrica.
Aun así,
pese a todos los defectillos que van surgiendo en “José”, ella intentara ver, en
algunos casos (8%) lo bueno que sigue quedando en el gordo, semi-alcoholizado,
vago y mal aseado de su marido….. en fin que no me extraña que la gente se
divorcie cada dos por tres, o se pongan los cuernos a la mínima oportunidad que
se les presenta.
El problema de todo esto
radica en el inicio de la relación, cuando a un hombre le interesa una mujer,
no es porque sea generosa, honrada, buena o trabajadora (de eso se da cuenta
cuando deja de estar cachondo como un mono) , sino porque le pone bruto como
una mula, por ello el “José” de turno intenta venderse a sí mismo como un persona
que en muchos casos ni es, ni será jamás, es decir, fingirá, mentira, ocultara
y peloteara todo lo que sea necesario con tal de llevarse a la “Manolita” de
turno al catre, ya que desde el primer instante ha sido su único objetivo,
agarrarle los pechotes y darle toda la caña que se le pueda dar.
Dicho de
otro modo más cinematográfico, solo hay un objetivo, en plan T-800 (modelo de
cyborg desarrollado por Cyberdine Systems en las películas de inigualable éxito
“Terminator” e interpretado por el único e incomparable Arnold Schwarzenegger) que no es otro que
buscarla, perseguirla y brasearla implacablemente y finalmente (y si se deja
claro esta) pinchártela, pisando las cabezas que se interpongan en tu camino.
Conclusión,
el enamoramiento masculino se inicia con una gran atracción sexual, pasando por
alto si la susodicha es una pesada, es gilipollas, inaguantable o imbécil, lo
cual puede traer muchos problemas en el futuro, sobre todo para él, que se la
va comer con patatas, por no haberse dado cuenta (por el sobrecalentamiento de
sus genitales) de que era una autentica pesadilla de tía.
En los casos más normales, lo suyo es que la
cosa se apacigüe y el cariño, la amistad y la compañía mutua, sean los puntales
en la relación, es decir, que follas menos que Chicho Terremoto, y encima
tienes que poner cara de tonto cuando tu mujer te hace una mierda de regalo por
tu cumpleaños, por ejemplo.
Convivencia,
hijos, familiares y la falta de romanticismo en el macho ibérico son elementos que afectan a nuestra vida de pareja,
hacen que el eterno enamoramiento femenino sea inviable, y que sea necesario
mucho esfuerzo por ambas partes para conseguir, al menos, seguir “queriéndose”
de verdad con el paso de los años.
Se que lo puesto muy negro, pero esto último
es posible, o por lo menos así lo creo yo, veremos cuando sea un “lo peor” lo
que opina mi mujer.