jueves, 21 de abril de 2022

AL SALIR DE CLASE.

             

 


                          Las dos y cuarto de la tarde, en mi cole no sonaba ninguna campana para alertarnos del final de la jornada escolar, pero bueno, para controlar el horario  algún que otro compañero tenia un reloj de pulsera y cuando veía que cambiaba su dieta habitual de mocos por uñas, era una señal evidente de que la hora de irse a casa estaba cercana.

El maestro daba por terminada la última clase de esa mañana y como malas bestias (eramos solo varones) salíamos a hacer la cola al pasillo para "ordenadamente"  marcharnos a casa.

Pero evidentemente, si tú madre te esperaba a menos veinte o menos cuarto para comer, eso significaba que apretando el culo para volver a casa tenias al menos unos veinte minutos que podías invertir en lo que tú quisieras, al margen de la ley (tus padres), y es sobre esto de lo que voy a escribir en esta entrada, de lo que hacia yo y otros muchos que ibamos al mismo sitio.

Si estáis pensando en lectura, ayudar ancianos, socorrer a mamá con las bolsas de la compra, acompañar a casa a tu hermano pequeño o adelantar los deberes..... lo siento pero nada que ver con la realidad.

Tal vez os suenen estos titulos: "Final Fight", "Street Fighter 2", "Golden Axe"o "Super Side Kicks".

Evidentemente esta entrada del blog va referida a mi niñez, entre los diez y los doce años, edades entorno a las que tu madre ya consideraba que te daba el cerebro para cruzar tres calles y no aceptar "Bubalus" ofrecidos por extraños, debo aclarara que estos chicles rellenos de liquido eran temidos por un bulo que sostenía que también los rellenaban con droga para crear adictos entre los niños.

Bien, una vez cumplía con lo anterior, estaba capacitado para volver solo a casa.

¿Que hacías en el camino de vuelta a casa?, pues lo más normal del mundo, una paradita  en los "recres" para ver como los mayores jugaban a las "maquinitas".

Era un puto flipe llegar a tiempo para meterte debajo del sobaco del que estaba jugando para ver su partida de dos minutos y medio, espadazo arriba, hostión a un lado, golazo por la escuadra, un minotauro haciendo un suplex a una hydra, un " tree point basket"........

Mike Haggar, Ryu, Gilius Thunderhead repartiendo amor a diestro y siniestro.... una auténtica gozada, los mejores minutos del día sin duda alguna.

Lo malo era llegar tarde y pillar un sitio de mierda, donde solo veías un cacho de la pantalla  y si había gente más alta que tú flanqueado al jugador,  directamente estabas jodido, ni un hueco por donde mirar, así que tenias que ir a ver al que estaba con otro juego menos molón, que ya no estaba de moda.

Evidentemente, la recreativa nueva, con el juego de acción más reciente siempre estaba hasta el culo, entre los que esperaban su turno para jugar y los mirones, se juntaban una multitud.

Pensareis, ¿y no jugabas? Pues no, por dos factores fundamentales, uno es que los mayores llegaban antes y no había manera humana de quitarles el sitio, y dos y el más importante, disponia con esa edad de cero pesetas al día, teniendo en cuenta que una partida eran cincuenta pesetas........

Pues eso, a lo máximo que aspiraba era a pillar un buen sitio, hacerme fuerte y aguantar los empujones de todos los demás que querían lo mismo que yo, que era ver si José por fin se pasaba la fase del metro en el Final Fight, cosa que no ocurría por que el dueño del salón ponía los juegos en máxima dificultad para saquearle la pasta a los críos que entraban en su local.

             Tener en cuenta que los gráficos, la jugabilidad y el sonido de estos juegos eran muchisimo mejores que los que nos ofrecían nuestros Amstrad, Spectrum, Master system 2 o Nintendo, que no podían competir con ellos. La Mega Drive y la Super Nintendo si podían competir a su manera, pero eran más caras y la mayoría no las teníamos.

 No es como ahora que la Ps5 se mea sobre cualquier juego de un salón recreativo, bueno desde la Ps2 ocurre esto realmente.

Otra cosa muy curiosa es que antes en los bares también solían tener  al menos una "maquinita" para los críos, tengamos en cuenta que estos videojuegos eran las "tragaperras de los niños", así que como tuvieran algún juegazo se ponía hasta el culo de críos, se corría la voz como la pólvora si algún bar tenia algo bueno. 

Era curioso ver la barra del bar con los parroquianos tomando vinos y cañas, y en la esquina, donde la maquina, a quince niños animando al que estaba jugando, como ultras en un partido de fútbol.

Estuve en cientos de partidas de cientos de chavales y lo más curioso es que cuando les mataban y se quedaban sin pasta, jamás ninguno nos pedía a los que le rodeabamos ni una sola moneda para volver a jugar y eso que todos le llorabamos para que jugara otra partida y muchas veces le llamábamos cobarde o tacaño por no jugar más.

Eran otros tiempos, no teníamos espíritu "patreon" y pedir se consideraba un deshonor.

         Alegrías, risas, emociones, abrazos, celebraciones y alguna que otra colleja por llegar más tarde de lo habitual a comer ( José se paso el metro del Final Fight) forjan un bonito recuerdo de mi niñez que he querido compartir.

Espero que este desvarío mío os haya traído algún buen recuerdo de vuestra infancia, sobre todo a los de mi quinta ( los hijos del ochenta).